El proceso de globalización de la economía ha generado cambios fundamentales en las relaciones económicas internacionales, ya sean comerciales o de inversión. Este dinámico proceso de cambios está forzando la formulación de nuevas reglas y normas de alcance global que precisan la existencia de una estrecha colaboración entre los Estados. La doble imposición internacional se define como el esquema fiscal mediante el cual una misma renta o un mismo bien resulta sujeto a imposición en dos o más países, por la totalidad o parte de su importe, durante un mismo período imponible y por una misma causa. Las consecuencias más notorias de este fenómeno es la obstaculización al flujo de inversiones y tecnología entre los diversos países, la carga fiscal excesiva del contribuyente, el freno al desarrollo económico, particularmente a las inversiones extranjeras y un incremento acentuado de la evasión fiscal internacional.
Es en este contexto que surgen los convenios para regularizar las relaciones tributarias entre los países y evitar el doble gravamen o la doble imposición internacional. Vale la pena mencionar que por su naturaleza, los convenios para evitar la doble tributación no definen un derecho a imponer un determinado criterio de renta, sino que establecen los límites hasta donde debe llegar cada país signatario de los mismos, en cuanto al alcance de su política tributaria.